Los galardones de la austeridad
Oviedo, Pilar RUBIERA
Teresa Sanjurjo, madrileña de origen asturiano, 37 años, se sentará el próximo día 22 en el escenario del teatro Campoamor de Oviedo por primera vez como directora de la Fundación Príncipe de Asturias. Será también la primera ocasión en la que asista en directo a una ceremonia de entrega de los galardones, que este año cumplen treinta años. Solía ver el acto en su casa, en la televisión, y en ocasiones derramaba alguna lágrima de emoción. «Soy muy llorona y temo que los nervios me traicionen».
Elegida directora de la institución el pasado mes de diciembre, cargo en el que sustituye al fundador de los galardones, Graciano García, afronta estos días tranquila, «con mucha responsabilidad e ilusión», pero segura de que «el esfuerzo de todo el equipo dará un resultado excelente, como así ha sido siempre». Despacha todos los días «muchísimas llamadas telefónicas y correos electrónicos», pero no renuncia, poco antes de dormirse, a la lectura. Estas fechas lee «Ejemplaridad pública», de Gomá, y «El poder del perro», de Winslow.
Los primeros premios de Teresa Sanjurjo no se notarán en la ceremonia del Campoamor, que «seguirá manteniendo el mismo espíritu, calidad y solemnidad», pero sí en el número de asistentes a los actos y en su representatividad. Habrá una «reducción sustancial» de presupuesto e invitados a la recepción que se celebra en el hotel de la Reconquista tras el acto de entrega en el Campoamor, en el que la capacidad de rotación es muy pequeña. «El número de solicitudes de invitaciones sigue siendo muy elevado y la capacidad del teatro nos impide dar una respuesta positiva, como nos gustaría, a todas las personas que se ponen en contacto con la Fundación solicitando una entrada para la ceremonia. Un millón de asturianos más los invitados de fuera no caben en el hotel de la Reconquista. Hemos procurado, por lo tanto, introducir criterios que nos permitan invitar, de forma rotatoria, a personas y entidades representativas de la economía, la cultura, la empresa, los sindicatos, las administraciones públicas, la ciencia y el sector social».
La directora de la Fundación Príncipe afirma que «no se trata sólo de dinero, aunque también», sino de «adaptarnos a los tiempos que vivimos». Ella, personalmente, ha llamado telefónicamente a las personas que, en esta ocasión, no podrán estar en los actos o a aquellas que habían solicitado invitaciones y la Fundación no podrá atender. «Ha sido difícil decir que no a la gente, me cuesta, pero creo que es una explicación que debo dar. No es agradable, pero debo hacerlo», señala.
Hasta el momento no le han llegado quejas. «Se trata de hacerlo todo tan bien como siempre, ajustando, reduciendo y simplificando allí donde sea procedente. En cualquier evento las partidas presupuestarias destinadas a los ágapes suelen ser las más elevadas, por eso ha sido uno de los puntos fundamentales que se han revisado a la hora de estudiar las posibles modificaciones de los actos que rodean la ceremonia de entrega. Además de esto, se han realizado más cambios, que afectan, sobre todo, a procesos de trabajo internos y que no serán apreciables externamente, pero que nos permitirán mantener un firme control del gasto».
Entre los grupos que acudirán por primera vez a los actos destacan los alcaldes de todos los ayuntamientos de Asturias, así como los Premios Fin de Carrera de la Universidad de Oviedo, los «Ángel Muñiz Toca» del Conservatorio de Música, el director del Festival de Cine de Gijón o la presidenta del Consejo Asturiano de la Mujer, por citar algunos ejemplos. «Habrá menos gente y más variada y habrá quienes hayan ido siempre y que este año no irán», señala Teresa Sanjurjo. Los casi tres mil invitados al ágape se reducirán a la mitad.
La Fundación debe ajustarse el cinturón. En el próximo ejercicio, las aportaciones económicas institucionales se reducirán, «siguiendo la línea de ajustes del gasto público que afecta a todas las administraciones», explica la directora. En cambio, la mayoría de los patronos ha mantenido sus aportaciones. «Estamos muy agradecidos por esta renovación de su compromiso en tiempos de crisis».
Los cambios no afectarán a la ceremonia de entrega, que presidirán los Príncipes de Asturias, y a la que, como ya es tradicional, asistirá la Reina. «Los únicos cambios serán los que aportan los propios premiados, cuya esencia deja cada año una marca indeleble en el recuerdo de todos, dándole a la ceremonia su personalidad. Es una ceremonia única, un tesoro, y como tal tesoro vamos a cuidarla».
Los primeros premiados del tiempo de Teresa Sanjurjo constituyen, a su juicio, al igual que los de ediciones anteriores, «una guía para iluminar el camino en estos tiempos, donde valores que parecían firmemente enraizados como fundamentales en nuestras sociedades se están viendo sacudidos o, por lo menos, cuestionados».
La directora considera, por ejemplo, que la obra de los sociólogos Zygmunt Bauman y Alain Touraine cobra una especial relevancia en este contexto, así como el mensaje de entendimiento entre culturas que marca la escritura de Amin Maalouf. «Si añadimos los ejemplos de concordia, de solidaridad, de superación y de lucha por mejorar las condiciones de vida de la gente que ejemplifican el resto de los premiados, creo que hemos cumplido el objetivo».
Este año, el premio Nobel ha vuelto a reconocer a un galardonado con el «Príncipe de Asturias», el escritor peruano y español Mario Vargas Llosa. No es la primera vez. «En muchas ocasiones, la Fundación ha sido una brújula que ha mostrado el camino a seguir. Nuestros jurados han tenido la visión y la decisión de premiar a quienes creían merecedores del premio, dejando a un lado cualquier otra consideración. De Vargas Llosa puedo decir que en la Fundación estamos muy orgullosos de que se le haya concedido el Nobel de Literatura y sabemos que tiene un especial aprecio tanto por esta tierra como por el premio de las Letras, que recibió hace ya 24 años».
La Fundación Príncipe de Asturias ha enviado esta semana a todos sus galardonados en sus treinta años de historia un correo electrónico con un documento que incluye imágenes de los premiados –una de cada protagonista recibiendo el premio–, así como la solicitud de que propongan nuevas candidaturas. Teresa Sanjurjo piensa en todos los actos de la semana grande de los premios, pero también en lo que hará en cuanto concluyan. «Continuaré con la ronda de visitas a otras comunidades autónomas y, en noviembre, sacaremos la convocatoria de la nueva edición. Enviaremos unas trescientas cartas a instituciones y entidades de prestigio mundial para que nos propongan nombres de primera línea. Aspiramos a que los premios estén en todo el mundo para captar a los mejores, estén donde estén».
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