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La eterna sonrisa «del Jefe»
Haile Gebrselassie / Tobias Scharz / Reuters
Premio Príncipe de Deportes

La eterna sonrisa «del Jefe»

Gebrselassie se ha marcado Londres 2012 como último reto

Sábado 3 de Septiembre de 2011
Oviedo, Antonio LORCA

Haile Gebrselassie se ha ganado a pulso la categoría de mito del atletismo. Además de su abrumador palmarés -entre otros éxitos, dos oros olímpico, cuatro mundiales en 10.000 metros y 25 récords del mundo-, su forma de correr y de acabar las carreras, siempre capaz de meter una velocidad más, le ha convertido en uno de esos atletas capaces de dar espectáculo y enganchar a los aficionados.

Entre sus carreras más legendarias destaca la victoria sobre uno de sus grandes rivales, el keniata Tergat, en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, cuando le superó en un sobrecogedor sprint final y se llevó la victoria por tan sólo 9 centésimas en la prueba de 10.000. Tras aquel prodigio un millón de personas le recibió en su llegada a Etiopía.

Apodado «el Jefe», Gebrselassie ha sido un renovador del atletismo y todo un estandarte para los fondistas africanos, consiguiendo, gracias a sus éxitos deportivos y a sus dotes para las relaciones públicas, pasar de ser un humilde hijo de granjero, con nueve hermanos, a convertirse en un héroe nacional y en un exitoso hombre de negocios, involucrado a través de su fundación en el desarrollo y la resolución de conflictos bélicos en su país, uno de los más humildes y convulsos de África.

Nacido en 1973 en Aris (Etiopía) cuenta la leyenda que comenzó a correr para ir a la escuela, situada a diez kilómetros de su casa, y que de ahí viene su característica forma de correr, como si llevara los libros en uno de los brazos. No es extraño, por lo tanto, que sus mayores éxitos hayan llegado precisamente en esa distancia, en la que consiguió bajar 30 segundos su marca desde la primera vez que batió el récord del mundo hasta la última. Pero si algo destaca de este atleta es su capacidad para adaptarse a cualquier distancia y el haber sabido dar paso a su compatriota Bekele, actual plusmarquista de 5.000 y 10.000 metros, y centrarse en el maratón, prueba que corrió en Berlín en 2008 en 2 horas, 3 minutos y 59 segundos, situando en esa marca el actual récord del mundo.

Gebrselassie comenzó su carrera en el atletismo en los Mundiales junior de 1992, en los que se proclamó campeón en 5.000 y 10.000 metros. En una época en la que la larga distancia estaba dominada por los atletas keniatas, «Gebre» estaba destinado y decidido a cambiar la historia y dar el protagonismo a los fondistas procedentes del otro lado del Valle del Rift.

A pesar de su juventud, 19 años, desde sus primeros pasos como atleta ya tenía esa cara arrugada, que, en su día, le hacía parecer mucho mayor de lo que realmente era. Ese rasgo, junto a su amplia y blanca sonrisa y su escasa estatura (1,63 metros), le han hecho reconocible en todas partes en las que corría. Tan pequeño es y tan larga su zancada que, cuando corre, parece que las piernas le salieran de las axilas.

Su éxito como juvenil en 1992 fue el pistoletazo de salida a su fulgurante carrera. En el Mundial de Stuttgart de 1993 ganó el oro en 10.000 y la plata en 5.000. Y en 1995 comenzó a batir plusmarcas en ambas distancias, comenzando por el de 10.000 que batió en Hengelo, Holanda, con una marca de 26:43,53; y el de 5.000, 12:49,39, que batió en Suiza, aumentando la lista de dobles plusmarquistas mundiales, que estaba vacía desde el keniata Henry Rono en 1978. Su dominio en la prueba de 10.000 fue absoluto desde 1993 hasta el 2000, imponiéndose en los mundiales de Stuttgart, Gotemburgo, Atenas y Sevilla; y en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y Sidney 2000. Luego llegó Bekele y en el Mundial de París de 2003 cogió el testigo relegando a «Gebre» al segundo lugar. Como maratoniano, Gebrselassie no participó en Pekín 2008 por la polución. Dijo que se retiraba en 2010, tras tener que abandonar en el maratón de Nueva York. Luego, se lo volvió a pensar. Seis días después dijo que no, que no se retiraba: volverá a sonreír en el maratón de Londres 2012, donde tratará de lograr uno de los pocos títulos que se le resisten, el oro olímpico en la más larga de las distancias.