«No había espacio para creencias religiosas, pero sí para convicciones»

Toyohiko Tomioka, de 48 años y capitán del Cuerpo de Bomberos de Tokio, entró en la central nuclear de Fukushima el 17 de marzo de 2011. Explosiones de hidrógeno, sobrecalentamiento de las barras de combustible nuclear gastado y emisiones de radiación jalonaron la actuación de su equipo.

-¿Cuál fue su labor?

-Lo primero, asegurar la seguridad del recinto, teniendo en cuenta todas las localizaciones de peligro. Después, establecer la ruta para sacar agua del mar y conectar las tuberías. Finalmente, determinar cómo proyectar el agua hacia la piscina de enfriamiento del combustible. Lo tenía en la cabeza y según ello establecí las órdenes a mi equipo.

-Actuaron en el reactor 3.

-Actuamos justo después de la explosión del reactor 3. El primer reactor estalló el día 12, y dos días después, el 3.

-¿Conocía el caso de Chernobil?

-Por supuesto, y utilizamos ese caso para tomar decisiones. Contamos con los expertos y estudiosos en materia de siniestros nucleares como Chernobil. Pero allí explotó el reactor mismo, y en Fukushima no llegó a explotar y fundirse ningún reactor.

-¿Es usted un héroe?

-No me atrevo a considerarme así.

-¿Hubo algún momento heroico?

-La radiación es invisible y estábamos bajo el peligro de explosión. En ese sentido sí podría decir que estuvimos en una situación crítica. Pero no he hecho nada, sino lo que yo podía hacer.

-¿Sintió miedo?

-De ninguna manera.

-¿Por que se sentía con fuerzas?

-De alguna manera tenía una especie de sentido de misión. Si no los hacíamos nosotros, ¿quién lo haría?

-¿Tiene usted creencias religiosas?

-Tengo convicciones, pero no directamente relacionadas con una creencia concreta. En aquella situación no había espacio para creencias religiosas, pero sí para las convicciones.

-¿Cuánto queda en Fukushima?

-No soy experto, pero este año se puede llegar a una parada estable, con la temperatura del agua de enfriamiento a menos de cien grados.