La Royal Society hace visible la ciencia
La exposición abierta en la biblioteca de la Universidad con un centenar de piezas quiere ser un reconocimiento a las personas que han aportado conocimiento con su trabajo
La exposición «Transacciones. España en la historia de la Royal Society», que abrió sus puertas en el edificio histórico de la Universidad de Oviedo y que se inaugura oficialmente mañana, trata de subrayar la importancia de esta selecta sociedad en el avance de la ciencia y la tecnología y nace con la intención de ofrecer un reconocimiento a las personas que han aportado sabiduría con su trabajo científico.
Fundada en 1660, la Royal Society estaba formada por una serie de prestigiosos científicos que se veían a sí mismos como una especie de club de ciencia experimental cuya misión era implantar un nuevo método de generar conocimiento basado en los hechos, porque entendían que «en el experimento está la base del saber».
Éstos y otros son los conocimientos que trata de ofrecer la muestra que se abrió ayer al público con un centenar de objetos históricos y científicos, entre los que figuran desde la segunda edición del «Principia mathematica» de Newton, su reloj y un mechón de su cabello, a diferentes láminas, dibujos e informes. Entre los materiales más modernos figuran los pertenecientes a Ramón y Cajal: dibujos propios hechos con tinta mirando al microscopio, su sombrero de copa, cámaras fotográficas y libreta de anotaciones. La muestra, que se podrá visitar hasta el 13 de noviembre en la biblioteca de la Universidad, está organizada por la institución académica británica y la Fundación Príncipe de Asturias y reúne piezas procedentes de instituciones como la propia Royal Society de Londres, el Instituto Cajal y el Museo de Ciencias Naturales, entre otros centros, además de materiales cedidos por la familia García Bellido.
Galardonada con el premio «Príncipe de Asturias» de Comunicación y Humanidades, la Royal Society fue hasta mediados de este siglo un reducto únicamente masculino. La primera mujer fue admitida en 1945 y, aunque en la actualidad en sus filas figuran algunos científicos españoles, no hay ninguna mujer española. Julie Maxton es su directora ejecutiva.
El profesor de filosofía de la Universidad de Oviedo Armando Menéndez, comisario de la muestra, fue el encargado de comentar el recorrido de la misma a un grupo de alumnos del Colegio Inglés que asistieron a la apertura.
El itinerario está dividido en cuatro apartados. El primero, titulado «Entre teoría y práctica», habla de las reuniones de los científicos para intercambiar hallazgos. Su lema es que no hay que fiarse de las palabras, sino apoyarse en la experiencia. En el segundo entran ya las transacciones entre ciencia y política, y el tercero está dedicado a los intercambios entre diferentes disciplinas científicas y técnicas. Menéndez se refirió aquí a la importancia que tuvo el Teide en el siglo XVIII para conocer el comportamiento del aire o los fenómenos de la altitud. Para el capítulo final, se eligió la figura de Ramón y Cajal como ejemplo de que la mayoría de los que hacen ciencia tienen interés en beneficiar a la sociedad.