«Lo más triste es abandonar la curiosidad, cerrarse al mundo, dejar de aprender»
«Del cerebro sabemos lo cuantificable, pero desconocemos las claves del paso de lo material a las alegrías, tristezas o sueños»
-El cerebro: ¿lo más complejo del ser humano?
-Sin duda, y de largo. Probablemente estemos ante lo más complejo del universo.
-¿Qué sabemos y qué nos queda por saber?
-Qué pregunta... Sabemos lo cuantificable, pero desconocemos mucho de ese paso entre lo material y el mundo de lo sináptico, el de las alegrías, las tristezas, el dolor o los sueños. Cada vez sabemos más cosas, pero tengo la impresión de que mientras exista el hombre siempre habrá trabajo por hacer y preguntas por responder.
Joseph Altman es norteamericano y tiene 86 años, pero no lo parece. Neurobiólogo estadounidense, descubrió en los años sesenta la neurogénesis o, lo que es lo mismo, la capacidad de los adultos de «fabricar» neuronas. El descubrimiento quedó ahí, en estado latente, durante tres décadas, hasta que la comunidad científica se enteró de la magnitud del asunto.
-¿Le frustró tanto escepticismo?
-Puede que por un lado sí porque todo ser humano tiende a ser reconocido, es un rasgo muy universal. Pero si me pregunta si hizo daño a mi trabajo la respuesta es no. Durante todo este tiempo pude trabajar como quise, sin focos encima, sin sentir la necesidad de verme obligado a afirmar cosas de las que no estaba seguro.
-¿Nuestro cerebro es como un Ferrari al que conducimos a diez por hora?
-Estoy de acuerdo, y las causas son múltiples. Mencionaré una: el sistema educativo, que desconoce y trabaja muy poco la individualidad de cada cual. Está claro que todos aprendemos de modo distinto, diferentes personas, diferentes maneras. Pero lo más triste se produce en nosotros mismos, cuando decidimos cerrarnos al mundo, dejar de aprender, abandonar la curiosidad, perder el interés. Cuando observamos a un niño de diez años vemos a un ser abierto a todo, ansioso por descubrir cosas. Pero no somos capaces de mantener esa situación.
-¿Hay alternativas?
-Hace mucho tiempo, una persona de 50 años era una anciana. Ahora llegamos a los 50 y tenemos fácilmente treinta años por delante. ¿Y qué hacer con nuestra mente? Hay quien no sabe, se pone a jugar al golf, bueno... Está claro que hay que mantenerse mentalmente activo. Siempre habrá enfermedades degenerativas, el Alzheimer por ejemplo. Se trata de que nos lleguen cuanto más tarde, mejor.
-¿Seremos capaces de fabricar neuronas «a la carta»?
-A lo mejor no necesitamos más neuronas. Lo que necesitamos es que trabajen mejor las que ya tenemos. Necesitamos poder favorecer conexiones neuronales, establecer circuitos más eficaces.
-Su teoría de la neurogénesis desmonta un axioma que venía desde nuestro Santiago Ramón y Cajal.
-Quizás el mayor neurobiólogo de la historia. Es increíble que a finales del siglo XIX y principios del XX alguien fuera capaz de recoger trocitos de teoría e hilvanarlos como él lo hizo. Era un hombre creativo, extremadamente trabajador, y seguro que le hubiera complacido mucho conocer hasta dónde hemos podido avanzar.
-¿La ciencia es creatividad?
-La ciencia es algo desbordante. Requiere creatividad, pero también suerte.
-¿La ausencia de neurogénesis está relacionada con la depresión, o es al revés?
-Sinceramente, no lo sé. Llevamos veinte años publicando investigaciones al respecto, pero no hay una respuesta final.
-Su esposa, Shirley Bayer, es también su colaboradora científica.
-Sin ella no habría podido conseguir ni la mitad de lo que hice.