Un idilio que dura más de tres décadas
La Fundación Príncipe de Asturias, con 33 años de vida, ha galardonado a lo más granado de las artes, las humanidades, las ciencias y la cooperación internacional
Más de tres décadas a la sombra de los grandes maestros internacionales. Treinta y dos años exactamente estudiando cuáles han sido las hazañas de personas en todo el mundo que se dedican a superarse día a día en su terreno de trabajo. Buscan auténticos héroes de las artes, la concordia, la comunicación y las humanidades, la cooperación internacional, las ciencias sociales y la investigación científica.
La Fundación Príncipe de Asturias ha galardonado a innegables genios como Mario Vargas Llosa, Camilo José Cela, Mijail Gorbachov, Paul Auster, Adolfo Suárez, Nelson Mandela, Isaac Rabin, S. M. Hussein de Jordania; también han pasado por Oviedo representantes de las más altas instituciones como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, Médicos sin Fronteras, Médicos Mundi, UNICEF o el Museo de la Memoria del Holocausto de Jerusalén; entre los científicos fueron galardonados Stephen Hawking, Guido Munch, Jane Goodall o el equipo investigador de Atapuerca; historiadores como John Elliot, Julián Marías o Indro Montanelli conocieron, cómo no, los encantos de la capital de Asturias y de todo el territorio del Principado; dentro del sector de los artistas se encuentran nombre como Antoni Tàpies, Oscar Niemeyer, Woody Allen, Miquel Barceló o Barbara Hendrinks, y por último deportistas como Carl Lewis, Martina Navratilova, Rafael Nadal, Hicham El Guerrouj o Fernando Alonso.
La Fundación nació en Oviedo el 24 de septiembre de 1980 en un acto presidido por su Alteza Real el Príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, acompañado de sus padres, Sus Majestades los Reyes de España. Los objetivos principales de la creación de esta institución privada sin ánimo de lucro son, entre otros, consolidar los vínculos existentes entre el Principado y el Príncipe de Asturias y contribuir a la exaltación y promoción de cuantos valores científicos, culturales y humanísticos son patrimonio universal.
Cada uno de los premios otorgados en estas más de tres décadas de vida está dotado con una escultura de Miró que se ha convertido en el símbolo de los galardones, además de una cuantía económica que hoy en día asciende a 50.000 euros, un diploma y una insignia.
Si hay que destacar algunas de las localizaciones más importantes de estos premios, a parte del teatro Campoamor, protagonista indiscutible de la solemne entrega, está el hotel de la Reconquista de Oviedo, testigo directo de la creación de la Fundación y sede oficial de la recepción a los premiados y a la prensa durante toda esta época. Fue allí donde se firmó el acta de constitución de una de las fundaciones más prestigiosas a nivel internacional.
En el salón Covadonga de este hotel, el presidente por entonces de la Caja de Ahorros de Asturias, don Adolfo Barthe Aza, que presidía la comisión gestora de la Fundación, abrió el solemne acto agradeciendo la presencia de sus Majestades los Reyes y de su Alteza Real el Príncipe, para quien deseó que «la Fundación sea, desde ahora, su segunda casa».
El notario ovetense José Antonio Caicoya Cores leyó un extracto de la carta fundacional, subrayando los fines de la misma, entre los que cabe destacar la vinculación de la persona del Heredero de la Corona con la región asturiana, para terminar comunicando a todos los presentes que su Alteza Real el Príncipe de Asturias había aceptado la propuesta de ser nombrado presidente de honor de la Fundación.
Oviedo puede considerarse una de las ciudades más afortunadas del territorio español al acoger estos premios y crear escuela a nivel internacional.
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