Algo más que una simple moda
"Correr se ha convertido en una afición global", dice Mary Wittenberg, directora de la Maratón de Nueva York
Apenas una parada de 10 minutos en la habitación y comienza el trabajo. No importa el "jet lag", ni el cansancio de un largo viaje. Mary Wittenberg, directora de la Maratón de Nueva York, y George Hirsch, uno de los fundadores de la carrera, regalan sonrisas luminosas a cada persona que se cruzan en el hall del hotel de La Reconquista. Wittenberg apenas tarda unos segundos de conversación en razonar su felicidad: "Es el mayor premio que nos han dado nunca".
La Maratón de Nueva York supone un alto en el camino entre los ganadores de los premios "Príncipe de Asturias" de los Deportes, que siempre han reconocido el trabajo de deportistas individuales o equipos. "No, no lo esperábamos. En ningún caso", se apresura a asegurar George Hirsch, que cede cada respuesta el primer turno a su compañera.
La Maratón de Nueva York emerge como símbolo de una actividad que cada día gana más adeptos en el mundo. El "running", la fórmula moderna usada para describir la carrera cotidiana, ha alcanzado tal dimensión en el planeta que sobrepasa el carácter de moda pasajera con la que algunos la describieron al inicio del "boom". "No es una moda, es algo más. En mi opinión, correr se ha convertido en una afición global", razona Wittenberg.
"¿Sabe que es lo mejor de correr?", ahonda, "que todo el mundo tiene una razón para hacerlo: algunos lo hacen por su madre, otros para luchar contra el cáncer, los hay que lo practican como terapia después de un divorcio, hay quien simplemente solo pretende bajar de peso? Ahí está el secreto de su éxito. Si pregunta a los 50.000 participantes de Nueva York, cada uno le dará un argumento distinto". En la evolución, la directora ve diferentes escalas: "Primero empezó como una actividad propia de los hombres blancos. Después se animaron las mujeres y, más adelante, gente de otras razas, de otros rangos culturales e incluso de edad. Y sigue creciendo y creciendo?".
Nueva York pasa hoy en día por el epicentro del fenómeno del "running". Ayuda a ello la maratón con más auge en el mundo ("Pretendemos ofrecer la mejor competición, no la más numerosa", matiza su directora), un éxito que para Wittenberg se basa en dos pilares fundamentales: "Primero, hay corredores de todos los rincones del mundo. No es una carrera americana, sino global. La segunda es la actitud de los vecinos de Nueva York. Salen a la calle, animan, gritan a sus familiares y amigos participantes? Para ellos es una gran fiesta".
Nueva York ha seguido un camino vertiginoso en las últimas décadas en cuanto a su maratón se refiere. Desde la primera edición, la embrionaria carrera de 1970 donde 127 participantes se esforzaron por completar varias -y repetitivas- vueltas por Central Park, su crecimiento ha sido imparable. Fue clave el nuevo enfoque, que se dio en 1976, cuando se rediseñó la carrera para atravesar los cinco distritos que forman la ciudad de Nueva York: Brooklyn, Bronx, Manhattan, Queens y Staten Island.
El impulso fue definitivo, como recuerda Hirsch, parte de aquel equipo fundador. "1976 era un año especial: el bicentenario de Estados Unidos. Decidimos darle una vuelta a la idea y funcionó. Aunque casi todos pensábamos que solo se celebraría esa edición, que no tendría más recorrido", señala. "Los creadores fueron unos visionarios", interviene Wittemberg. "Para nada nos esperábamos que llegaría a convertirse en lo que es ahora", incide Hirsch.
Mary es a sus 52 años una activa practicante de las carreras de larga distancia. Sus 2 horas y 46 minutos como marca personal así lo atestiguan. Y eso que sus inicios fueron más casuales. "De joven hacía deporte y además era animadora (la clásica 'cheerleader' de las películas americanas), era mi oportunidad de estar cerca de los deportes", se justifica con una sonrisa; "después me decidí por el 'running`". George Hirsch siguió un camino similar: "Practicaba diversos deportes pero no era especialmente bueno". Con 80 años, puede presumir de una salud de hierro: su última maratón en Nueva York fue completada en 2009, a los 75 años. Fue una promesa a su esposa, Shay.
Pero la maratón más famosa del mundo no es lo único que ocupa su tiempo. Además del gran desafío, la actividad puede presentar más formas. Por eso, ambos son parte importante de Nueva York Road Runners (Hirsch es su presidente), una asociación de corredores que ya aglomera a 60.000 miembros. "Nuestro propósito es ayudar a correr, sea cuales sean las circunstancias de la persona. Si logramos que una ciudad tan importante como Nueva York pueda echarse a correr quizás otras ciudades puedan unirse", resume Wittemberg.
El mundo evoluciona y los récords del maratón cada vez resisten menos tiempo. La mejora es constante. El último hito lo marcó el keniano Dennis Kimetto, en Berlín, el pasado septiembre. Su tiempo, 2:02:57 constituye el nuevo límite humano de la carrera más exigente. El debate que se ha instaurado en los mentideros del atletismo es claro: ¿Puede alguien correr los 42,195 kilómetros de la maratón en menos de dos horas? Hay opiniones para todos los gustos.
Están los defensores de una evolución vertiginosa. Haile Gebrselassie, primer atleta en bajar de las 2 horas y 4 minutos, es uno de ellos. "La pregunta no es si puede el hombre correr en menos de dos horas. La pregunta es cuándo lo hará. Creo que será en unos cinco años". Kenenisa Bekele, que ostenta los récords mundiales de 5.000 y 10.000 y ya ha probado con la gran distancia, se posiciona en la postura opuesta. "Es imposible", responde conciso.
Los representantes neoyorquinos escogen una opinión intermedia. "Mójate tú primero", le desafía Wittemberg a su compañero. Hirsch medita la respuesta: "Gebrselassie se pasa un poco. Pero quizás en el futuro, en 25 años se pueda bajar". La directora es más ambiciosa: "Creo que en 10 o 20 años. Cada vez está más cerca".
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