Noventa músicos para ambientar los premios al más puro estilo asturiano

A la Banda de Gaitas «Ciudad de Oviedo» se le acumula estos días el trabajo. Ayer actuó en el auditorio Príncipe Felipe por la tarde y era la encargada de recibir al son de música asturiana a los Príncipes de Asturias por la mañana en el hotel de la Reconquista. Hoy llega el plato fuerte, una dura jornada de inflar roncones y darles a las baquetas antes, durante y después de la entrega de los galardones.

Unos noventa músicos ambientarán con sonidos asturianos la ceremonia, al son de gaitas, tambores, bombos y acordeones. Siempre coordinados al máximo, guardando la compostura y respetando las reglas impuestas por la organización. «Hay que cumplir a rajatabla los horarios y normas protocolarias. El resto de las cosas, para nosotros, son como en otro acto normal», explica Adolfo García Blanco, que lleva presidiendo la agrupación desde su fundación en 1992. «Hacemos muchos actos y estamos habituados a acudir a eventos importantes. Y en todos ellos hay que cumplir los protocolos, que es lo que se nos da muy bien a nosotros. Se tiene que acudir en el momento, actuar en los instantes precisos y nunca estorbar y estar bien situados», añade.

Lo especial de la ocasión ya se percibe con la vestimenta de los músicos de la banda. Más allá del traje tradicional asturiano, emplean las vestimentas de gala, provistos con una capa distintiva. «Usamos estos ropajes cuando acudimos a acontecimientos de gala como la cabalgata o estos premios», señala Adolfo García.

La banda, para no fallar en el momento de la verdad, ensaya con frecuencia en el auditorio Príncipe Felipe. «Para estos actos se ensaya siempre un poco más, pero no muy exagerado. Son cosas que estamos haciendo siempre y las tenemos muy aprendidas», asegura García. No en vano llevan doce años poniendo música a los premios «Príncipe de Asturias».

Otro elemento con el que tienen especial cuidado es qué postura adoptar durante las largas horas que los músicos permanecen en pie. «La postura debe ser de seriedad y no estar sentados por el suelo, riéndose y de juerga. Son actos importantes y nuestra forma de guardar la compostura es lo que nos diferencia de otras agrupaciones de gaitas. Esas cosas nosotros las cuidamos y pulimos bastante», explica Adolfo García. Sin duda, no todo se reduce a tocar bien los instrumentos.

Ayer, jueves, ya empezaron con las actuaciones de peso ligadas a la ceremonia de los premios. Por la mañana fueron los encargados de recibir a los Príncipes de Asturias en el hotel de la Reconquista. Para la ocasión, una partitura obligada. Se trata de la «Marcha de mayo», compuesta por José Manuel Fernández, «Guti», director de la Banda de Gaitas «Ciudad de Oviedo», para el día de la boda de los Príncipes en Madrid. Por la tarde, la agrupación volvió a tener trabajo, esta vez en el concierto de clausura de la XX Semana de la música en el auditorio Príncipe Felipe.

Lo de hoy será un no parar para los noventa gaiteros, que tendrán que estar coordinados a la perfección a la hora de tocar y también de desplazarse de un sitio a otro. Temas tradicionales como «El entremedio de Nemesio», «La panderetera», «Muñeira de Lliberdón» o «Cancios d'Asturies» sonarán en los exteriores del Reconquista y, como no, del teatro Campoamor. La música recibirá a las personalidades en el hotel para después desplazarse en un pasacalles hasta el coliseo ovetense.

Dentro del teatro, la banda de gaitas también tiene cierto protagonismo. Al empezar la ceremonia toca el himno nacional y, a su conclusión, el de Asturias. Sus notas no dejan de sonar hasta que todas las autoridades abandonan el recinto. En definitiva, toda una intensa jornada laboral para los integrantes de la banda, que, sin duda, conocen de sobra lo que es tocar en los premios «Príncipe  de Asturias» dadas sus experiencias anteriores. «Ya actuábamos en los premios cuando Leticia era periodista y vino a mí para que la atendiera durante un momento y tocásemos para las cámaras. Y resulta que  hoy es la Princesa de Asturias», cuenta Adolfo García. Un gran recuerdo producto de la experiencia que supone participar en un evento así.