Nussbaum: «La justicia social es el reto»
La catedrática de Chicago se movió como pez en el agua en la Facultad de Filosofía y Letras de Oviedo, en un laberinto de recitales, debates y exposiciones
Un aria de Mozart, una canción judía, una exposición de frases -por extraño que parezca- y un encuentro con preguntas y respuestas completó la cita de la filósofa Martha Nussbaum con profesores y estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo.
Martha Nussbaum recibirá hoy, en el teatro Campoamor, el premio «Príncipe de Asturias» de Ciencias Sociales. El encuentro de ayer, celebrado en el campus del Milán, gozó de la liberalidad del espíritu universitario tan lejos de los encorsetamientos y cortesanías que suele imponer la Fundación Príncipe de Asturias a sus actos.
En el zaguán del edificio, escaleras incluidas, estaban los profesores y los alumnos y, en medio, un piano de cola. Era la sorpresa de la jornada.
Martha Nussbaum llegó a la una y veinte de la tarde, fue cumplimentada por las autoridades académicas y se topó con un mini recital a cargo de la profesora titular de Musicología María Encina Cortizo, acompañada al piano de su marido y catedrático de la especialidad Ramón Sobrino. Interpretaron el aria «Non più di fiore», de la ópera «La clemenzia di Tito», de Mozart, y es que la profesora Nussbaum es una gran aficionada a la música del compositor salzburgués. Excelente interpretación que fue más allá de lo protocolario.
La filósofa -lucía un bolso espectacular de la firma Bottega Veneta-, acompañada del vicerrector Vicente Domínguez, la decana Cristina Valdés y el catedrático de Lógica Luis Valdés, recorrió una exposición de frases de pensadores españoles, seleccionadas por ella misma. A destacar una de Séneca: «Entre tanto, mientras estamos entre humanos cultivemos la humanidad» y otra de Julián Marías sobre la rigidez de la sociedad.
Al igual que el día anterior, Nussbaum, como buena aristotélica, ejerció como peripatética -el filósofo ateniense enseñaba andando, de ahí el término- así que después del breve recital y del recorrido por la exposición de frases se dirigió al centro del hall que desde el pasado verano está ocupado por una gran mesa de estructura compleja, obra del arquitecto Joaquín G. Menéndez. Se trata de un espacio para la socialización que se extenderá a otras facultades dentro de las iniciativas del campus de excelencia.
Ya en la mesa, que recuerda a una paleta de pintor -o, mejor, varias enlazadas- esperaban varios profesores y estudiantes, actores directos del encuentro. Una pancarta que ponía «Contra la educación de mercado» fue retirada sin que esté claro porqué, ya que enlazaba perfectamente con los postulados de la catedrática de Chicago.
La decana, profesora de Filología Inglesa, se dedicó a la traducción, y Valdés, catedrático de Filosofía, se centró en los contenidos, así que abrió las intervenciones preguntando por el hilo conductor de las frases recién revisadas. Nussbaum explicó que pretendía recoger la tradición filosófica hispana, no solo española, siempre en relación con el enfoque de las capacidades que es la denominación de una de sus fundamentales líneas de pensamiento. Destacó las referencias a la justicia y señaló que había sido asesorada por el filósofo español Jordi Cat, profesor en la Universidad estadounidense de Indiana.
Preguntada por las formas narrativas y las emociones en el proceso de formación moral, dijo que sentimientos como la pena tienen una narrativa en si misma siempre a considerar. Más interrogantes. ¿La reducción de las humanidades en la educación puede arruinar la empatía y en último término la democracia? Nussbaum respondió insistiendo en su tesis sobre la importancia de comprender a los demás. Ya sobre la justicia social dijo que «es el gran reto de la filosofía política de nuestro siglo» y reflexionó sobre el papel de las multinacionales, animando a los jóvenes filósofos a ver la justicia social como un elemento central. La pregunta final giró en torno a la tolerancia y dio pie a que la filósofa criticase la condescendencia de los fuertes hacia los débiles.
Nussbaum descubrió una placa que recoge en inglés una de sus frases y después Sara Álvarez, de la comunidad judía de Oviedo, cantó «Rachem», una pieza de misericordia, con letra del Libro de Daniel. Nussbaum charló con Aida Oceransky, presidenta de la comunidad judía local.
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