Vida extra para el mundo del videojuego
Los forofos asturianos de Shigeru Miyamoto valoran el premio concedido al japonés por lo que significa de reconocimiento al sector
A diferencia de aquellos que pusieron cara de póquer al enterarse del nombre de la persona galardonada con el premio «Príncipe de Asturias» de la Comunicación, ellos sí saben de sobra quién es Shigeru Miyamoto. Los seguidores asturianos del japonés -que consiguió que su «Mario Bros» superara en fama a Mickey Mouse en Estados Unidos- estaban ayer de enhorabuena y celebrando que la industria del videojuego ha conseguido una vida extra con el reconocimiento a Miyamoto. «Es sin duda el líder de todos los creadores, tiene un niño dentro y un talento impresionante para poder hacer realidad sus sueños. Con este premio se reconoce su valía personal y la importancia social y cultural que tiene el sector de los videojuegos», señaló Iván Fernández-Lobo, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Interactivas de España, director de la Feria Internacional del Videojuego y del Ocio Interactivo Gamelab y promotor de la candidatura del japonés.
Fernández-Lobo podría hablar horas sobre el talento de Miyamoto, aunque es capaz de resumirlo en pocas líneas. «Me quedo, sobre todo, con su carisma de creador genial y de soñador. Es una persona que sueña el futuro, además de historias y narrativas distintas, y las plasma con franqueza tremenda, y así llega a una audiencia global sin distinción de edad, sexo o cultura».
En esa misma línea se manifestó ayer el creador de juegos como «Commandos 2», el asturiano Gonzo Suárez, otro gran impulsor de la candidatura de Miyamoto. «Es, de forma incuestionable, el padre del videojuego moderno. El premio es totalmente merecido y sirve para hacer realidad un reconocimiento social y cultural que hasta no hace mucho tiempo se le había negado al sector», explicó. Gonzo Suárez asegura que Miyamoto es un creador «enormemente afable, cercano y de gran vitalidad», que todavía puede sorprender con importantes innovaciones. José María Rueda, que trabaja en una tienda de videojuegos de Oviedo, tampoco escatimó en elogios hacia Miyamoto y su obra: «Ha creado sagas históricas y personajes con los que se identifican tanto los niños como los mayores», afirmó. Rueda, que tuvo su primer contacto con los juegos del japonés a los nueve años, tiene claro que todo lo que toca Miyamoto se convierte en oro. «En la tienda vendemos como churros todos los productos que tienen que ver con sus creaciones», afirmó.
Chavales como los avilesinos Ramón González Pérez y Cristóbal Herrero conocen de cabo a rabo la vida, la obra y los éxitos del japonés que ideó «Mario Bros» y que con cada nueva creación que sale de su despacho revoluciona un poco más un sector que lleva veinte años en cambio permanente y donde la competencia entre las grandes firmas es feroz. Por eso, según su opinión, el premio es más que merecido, una alegría que se extiende al hecho de que puede servir para dignificar una industria y un tipo de ocio que muchas veces son denostados por su supuesta falta de valor educativo. «El mayor mérito de Miyamoto es que cada nueva entrega de sus productos, manteniéndose fiel a la idea original, resulta más atractiva y rompedora que las anteriores, porque introduce nuevos elementos gráficos, estilos de juego o personajes a cuál más original», opina Ramón González Pérez, «enganchado» a «Mario Bros» desde que Nintendo lanzó la consola Super 64. Corría 1996 y este fan del simpático fontanero tenía 7 años.
Rubén González, que regenta una tienda de alquiler de videojuegos en Avilés, explica que Nintendo -uno de los líderes mundiales de la industria del videojuego- «le debe muchísimo, por no decir que todo lo que es, a Miyamoto». Este experto en plataformas y videojuegos sostiene que el diseñador japonés lleva camino de convertirse en una leyenda porque, aparte de «Mario Bros», títulos de culto como «The legend of Zelda», «Nintendogs» o «Donkey Kong» también llevan su firma, amén de adelantos que hoy son comunes en los videojuegos pero que en su día resultaron revolucionarios, como el control del punto de vista del jugador, los mandos interactivos o el concepto de multijugador.
En Gijón también hay seguidores del «Príncipe de Asturias» de la Comunicación. Pablo Miranda empezó jugando al primitivo «Donkey Kong», origen de «Mario Bros», en las recreativas, y en la actualidad sigue dando saltos con los hermanos fontaneros en el «Super Mario Land», de la Nintendo 3DS. Miranda trabaja rodeado de los personajes de la saga de «Mario», cuyos peluches vende en su tienda de Gijón, donde también disponen de los videojuegos. «Su éxito radica en la sencillez y lo adictivos que son sus juegos. El protagonista y todo lo que le rodea tienen mucho carisma. Prueba de ello es que se vende de todo, hasta peluches de las tuberías», explica Miranda, de 35 años, que, «por supuesto», ha jugado, y juega, a los juegos de la saga de Mario.
«Mucha gente son fieles y quien tuvo las primeras versiones tiene las siguientes. Incluso bastante gente se compra una consola nueva para tener el nuevo "Mario"», asegura Miranda, quien da mucho mérito al trabajo de Miyamoto. «Tiene todos sus juegos entre los más vendidos».
«Todo el mundo que tenga desde diez años hasta cuarenta conoce a Mario», proclama. Precisamente, otro de los éxitos de Miyamoto fue «Legend of Zelda», cuyo protagonista, Link, goza también de gran tirón. «Hemos vendido estatuas suyas de 300 euros, y también más caras. Una de más de dos metros se vendió por 2.500 euros a gente de fuera de la región», asegura Miranda, cuyo negocio vende a toda España por internet.
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